jueves, 7 de enero de 2010

Crónica de un Reportaje Fallido

Hace unos años atrás me sorprendió encontrar en la noche del 24 de diciembre, en aquella que llamamos “Noche Buena”, a grupos de familias de muy bajos recursos alrededor del Centro Histórico de Cuenca, familias conformadas por varios niños, todos ellos pidiendo caridad. Pero, mi sorpresa aumento cuando un carro último modelo se detuvo en media calle para regalar comida, estas familias al percatarse de lo que estaban regalando corrieron como si se tratara de un Papa Noel improvisado que les regalaba lo que ellos más apreciaban, un poco de comida.

Esta fue la última imagen que guarde en estos años sobre la Navidad. Cuando mi profesor de Comunicación Digital nos pidió que publiquemos una entrada multimedia de tema libre en el blog, lo primero que pensé es hacer un reportaje sobre aquellas familias del 24 de diciembre. Como todo estudiante de periodismo, imagine que todo iba ha salir exactamente como un guion perfecto, como si la realidad y los personajes confabularan para que el reportaje salga tal y como me lo imagine. Pensar que el mismo ambiente que viví hace algunos años se iba a repetir y que estos personajes iban a colaborar tranquilamente conmigo, fue muy iluso.

Era la mañana del 24, cuando salí con mi pequeña cámara a captar algunas imágenes del gigantesco y tradicional Pase del Niño Viajero, mí objetivo era el de capturar esos pequeños carritos de madera donde a lo mucho con gran esfuerzo entran dos niños acompañados del infaltable chancho, cuy o gallina, aquel carrito tan barroco que lleva entre muchas cosas frutas, caramelos y por supuesto licor. Al tener estas imágenes podría contrastar en mi reportaje la cantidad de dinero que se gasta en estos pequeños carritos familiares y las familias que por la noche pedían caridad.

Las tomas y las entrevistas de la mañana salieron perfectas a pesar de que el calor era insoportable y la cantidad de gente sofocaba, cosa que no es novedad en este evento. Entonces tenia que esperar a la noche para grabar lo que seria la base de mi reportaje, eran las 6:30 cuando volví al centro de la ciudad y no encontré a ninguna familia mendigando, el centro estaba lleno de comerciante ambulantes y las calles ya no estaban llenas de mendigos como hace algunos años, mi decepción fue grande, pero decidí buscar aunque sea a algunos mendigos que nunca faltan en Cuenca.

Recorrí todo el centro histórico y encontré a algunos de ellos, pero en mí surgió ese nerviosismo por no saber cómo acercarme a ellos para que me regalen un poquito de su tiempo y poder conversar, mientras me acercaba con la cámara a una señora que vendía luces de véngala con su hija, ella al ver la cámara le dijo a su pequeña que huyera, tal vez con temor de que la denunciemos por trabajo infantil. Todos ellos son esquivos, algunos tan sólo con una mirada te decían que te alejes y otros corrían para evitar las cámaras.

Mi guión para el reportaje se vio totalmente frustrado y mi decepción aumento, pero cuando mi amigo que me acompaño a grabar me dijo que tal vez no encontraba lo que buscaba por que quiero mostrar a la navidad como algo totalmente banal y absurdo, me sentí como aquel fantástico personaje verde y malvado que quiere destruir la navidad, el Grinch.

Y a riesgo de sonar trillado lo que sucedió después fue como si “el espíritu de la navidad” me hubiese iluminado con su magia, pues estaba tan concentrada con el objetivo de mi reportaje que no me fije en el grupo de hippies que estaban frente al parque Calderón con sus flautas y sus tambores haciendo música, bailando y riendo con sus hijos; venían desde Colombia y lo único que importaba para ellos era la buena energía que hacia que esa noche no sea melancólica, para Yedai, uno de ellos, la navidad es una época en la que se debería compartir, perdonar y ser felices, es por esto que para él todos los días es navidad.

Toda la felicidad pura que ellos irradiaban, y la califico como pura porque ellos esa noche me enseñaron que no es necesario tener más de lo que llevas puesto para ser feliz, con sus tambores demostraron que deberíamos todos dejarnos llevar por el ritmo alegre de la vida.

En fin, aunque mi reportaje no se dio como espere igual tenia que publicar una entrada multimedia, entonces me puse manos a la obra editando todo el material que tenia grabado. Y mientras revisaba todo ese día, surgió la idea de publicar esta crónica de mi reportaje fallido acompañado de pequeños minutos de video de aquel día.


1 comentario:

  1. me parecio un poco abrurrido tu reportaje, pero la idea es buena, personalmente creo que la pobreza
    economica es solo uno de los problemas, creo que la pobreza mas impresionante es la mental,
    en la navidad al igual que otras "fechas especiales" es ms evidente esto.
    la imagen de los niños junto a los animales, es un ejemplo de lo que te digo
    !parece tan normal la idiotez de los seres humano!
    pero en fin todo lo que pude ser dialectico.

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